¿Alguna vez has reflexionado sobre la evolución histórica del branding y cómo las personas conciben su propia identidad en términos de marca personal?
Aunque la marca personal o personal branding es un concepto que nació en el año 1997 de la mano del escritor y hombre de negocios Tom Peters, la evolución del branding se viene dando desde hace varios siglos en la historia. Reyes, emperadores, sin ser muchas veces conscientes de ello, trabajaron una correcta estrategia de branding y marca personal.
El concepto de marca y branding personal se ha vuelto cada vez más relevante en la sociedad moderna. Con el auge de las redes sociales y la digitalización de la vida cotidiana, las personas han comenzado a tratar sus propias identidades como marcas que deben ser gestionadas y promocionadas. Sin embargo, este concepto no es nuevo y tiene profundas raíces históricas que se remontan a siglos atrás.
Los orígenes: de la Marca Personal al Branding
La primera marca de la historia es difícil de determinar con precisión, ya que el concepto de marca ha existido en diversas formas a lo largo de la historia humana. Sin embargo, una de las marcas más antiguas registradas se remonta a la antigua Mesopotamia, alrededor del año 3500 a.C., donde se encontraron tablillas de arcilla con impresiones de sellos en antiguas transacciones comerciales.
Mientras, la noción de marca personal tiene sus raíces en la antigua práctica de la «marca de ganado». En épocas pasadas, los agricultores marcaban sus animales con símbolos únicos para identificar su propiedad y distinguirla de la de otros. Este principio básico de identificación se puede considerar como una forma temprana de branding personal, ya que se trataba de establecer una conexión visual y simbólica entre el individuo y su pertenencia.
A medida que la sociedad evolucionó, la idea de marca personal se expandió más allá de la mera identificación física, siendo una práctica muy utilizada por alquimistas, artesanos y gremios para autenticar y diferenciar sus productos.
En la Edad Media, las marcas heráldicas de las familias nobles se alzaban como emblemas visuales de linaje y estatus. Y, en el Renacimiento, la incipiente imprenta también dio origen a las marcas de impresores, que certificaban la autenticidad de los libros.
Esta práctica sentó las bases para el concepto moderno de marca personal, donde la identidad personal se convierte en una herramienta para la promoción y la construcción de una reputación.
Figuras Históricas como precursoras de la Marca Personal
Entre los precursores que allanaron el camino para la concepción de los logotipos modernos, podemos encontrar grandes figuras de la historia, como las siguientes:
Leonardo da Vinci
El renombrado artista y pensador del Renacimiento utilizó un monograma personal que fusionaba sus iniciales «LDV» en un estilo distintivo. Este símbolo, aunque no un logotipo en el sentido contemporáneo, estableció la noción de identificación visual personal.
Isaac Newton
El eminente científico y matemático empleó un logotipo que representaba un sol radiante y una luna creciente, acompañados por la frase «Hypotheses non fingo» («No hago hipótesis» en latín). Este emblema personalizaba sus descubrimientos y teorías.
Carlomagno
El emperador del Sacro Imperio Romano Germánico portaba la «Flor de Lis» como símbolo personal. Aunque en una época diferente, también era una forma de decir «¡Eh, soy yo!».
Leopoldo II y el Branding Reputacional
Uno de los más interesantes ejemplos tempranos de branding personal es el de Leopoldo II, rey de los belgas desde 1865 hasta 1909, quien dejó un legado complejo y controvertido debido a su reinado sobre el Estado Libre del Congo, una colonia africana que él personalmente poseía y gobernaba como su propiedad privada, involucrándose en la explotación brutal tanto de los recursos naturales como de la población local a través del trabajo forzado y la violencia, por la que murieron más de 15 millones de personas, hecho que le coloca como uno de los mayores genocidas de la historia, sólo superado por Mao Zedong, Iósif Stalin y Adolf Hitler.
Su logotipo personal se presentaba mediante una doble «L» invertida y estilizada (⅃L) y representó un gran paso hacia la identificación visual distintiva, pudiendo encontrarse en prácticamente todas las infraestructuras y mejoras urbanas que ordenó construir, gracias a la riqueza extraída de la colonia africana, como es el caso del Palacio Real de Bruselas o la estación de tren de Amberes, manifestando un gran interés en destacar internacionalmente su contribución al progreso.
No obstante, aunque el uso de sus iniciales como logotipo o símbolo de branding reputacional no tiene por qué asociarse directamente con la gestión de su imagen, si es importante señalar que hizo un gran esfuerzo para promover una imagen positiva de sí mismo y de su colonización del Congo ante la comunidad internacional, utilizando la propaganda y la desinformación para ocultar las atrocidades y presentar su ocupación como un esfuerzo civilizador y de desarrollo.
Trabajó de forma correcta su marca personal, puesto que a pesar de que realizó atrocidades, de cara a su pueblo, fue un rey ejemplar, el rey costructor que realizó grandes obras en beneficio de los belgas ¿Pero a qué precio? En la actualidad, es cuando se está descubriendo la verdadera historia, y la imagen de marca de Leopoldo II está siendo eliminada de muchos lugares de Bélgica.
Un Legado hasta nuestros días
Como conclusión, podemos decir que el branding en la marca personal es la culminación de una larga evolución que se origina en la necesidad humana de querer darse a conocer y dejar huella.
Si bien no todos los precursores históricos encajan perfectamente en la definición moderna de logotipo, cada uno contribuyó a la creación de la noción de identificación visual distintiva.
Leonardo da Vinci, Leopoldo II y otros protagonistas de la historia ilustran cómo la búsqueda de una identidad visual única ha sido un hilo conductor a lo largo del tiempo, trascendiendo tecnologías y contextos para dejarnos un legado de identificación visual que perdura hasta nuestros días.
Estos son claros ejemplos de como en siglos anteriores, ya concebían como importante el trabajar su imagen de marca para querer conseguir sus objetivos.
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